jueves, 27 de diciembre de 2007

Si yo fuera presidente...


Cantante. 23 años. Ha ganado el World Music Award como la artista española más vendedora de 1997. Esta semana actúa en Barcelona (6 de junio) y Madrid (día 12).


Elecciones.- ¿Iría usted a hacer campaña electoral a las discotecas?

Por supuesto, ahí es donde está la marcha de un país.

Campaña.- ¿Y a las peluquerías?

Sí, ahí iría en primer lugar. Ése es el voto silencioso y que más rápido corre.

Homosexualidad.- ¿Legislaría a favor de los "gays"?

Pues... en realidad, no se debería legislar, ya debería estar todo legislado.

Imagen.- ¿Cambiaría algo de su imagen?

Me pondría bigote...

Imagen.- ¿Luciría escote en la tribuna del Congreso?

Claro que sí. Dos tetas tiran más que dos carretas

Críticas.- Y si le critican las feministas, ¿qué haría?

Ellas jamás me criticarían, estarían encantadas de ver a una mujer como presidenta del Gobierno.

Voz.- Según algunos críticos, usted no canta: chilla. ¿Qué haría con ellos?

Les regalaría un sonotone para que supieran distinguir el grito del bel canto.

Campaña.- ¿Cuál sería su lema electoral?

"ámame, amémonos".

Legislación.- ¿Convertiría el marujeo en profesión?

Claro, no entiendo cómo las amas de casa, que tienen la profesión en la que más se trabaja, aún no están remuneradas.

Vanidad.- ¿Le gustaría ver su cara en las monedas?

Bueno... yo eliminaría el dinero y pasaría al trueque.

Memoria.-¿Cómo piensa que se hablaría de usted en los libros de texto?

"Fue una presidenta revolucionaria. Con ella nos lo pasamos da buten".

Renovación.- ¿Qué haría para introducir algo de "glamour" en el Congreso?

Yo obligaría a todos los diputados a llevar el tinte bicolor en el pelo.

Carácter.- ¿Sentaría la cabeza?

No, yo siempre he preferido sentar mi linda flor.

Por Camino Brasa.

(El Mundo, 07/06/1998)

"La Divi"


P.- Su disco «Palabra de mujer» está arrasando. ¿Cómo se consigue el éxito?

R.- Con paciencia y constancia.

P.- Sin embargo, usted ha sufrido eso de no ser profeta en su tierra.

R.- Es cierto que me han reconocido antes fuera de España.

P.- ¿Cuál ha sido la razón?

R.- Los jefazos de la música no creían en mí.

P.- Para triunfar hay que tener...

R.- Bemoles.

P.- ¿Qué se ha dejado en el camino?

R. Muchos kilos.

P.- ¿Hay mucha puñalada trapera en el mundo de la música?

R.- En cada esquina.

P.- ¿Cómo se defiende de esas puñaladas?

R.- Con cinismo.

P.- La comunidad gay le ha convertido en su reina y musa.

R.- Me siento muy halagada.

P.- ¿Por qué gusta tanto a los homosexuales?

R.- Por mi belleza austro-húngara-polaca.

P.- ¿Cómo es su voz?

R.- Como los caramelos de Toffee.

P.- ¿Qué es la música para usted?

R.- Mi vida.

P.- ¿Qué intenta transmitir con su música?

R.- Las experiencias cotidianas.

P.- ¿Qué es lo que lleva mejor de ser artista?

R.- Todo, tengo una vida muy normalita.

P.- ¿Y lo peor?

R.- Que no puedo ir al hipermercado.

P.- ¿Qué siente cuando se sube a un escenario a cantar?

R.- Que soy La Divi.

P.- Usted cuida hasta el último detalle su imagen. ¿Cuál es el poder de la imagen?

R.- Una imagen vale más que mil palabras.

P.- ¿Se considera una mujer vanidosa?

R.- Sé que es un pecado, pero ¡viva la vanidad!

P.- ¿Cuál es su piropo preferido?

R.- Qué buen espíritu santo tienes.

P.- ¿El trabajo le deja tiempo para vivir?

R.- Sí, porque gozo con todo lo que hago.

P.- ¿Cómo se toma la vida?

R.- En broma.

P.- ¿Qué le produce risa?

R.- Mónica Naranjo.

P.- ¿Qué le pone de los nervios?

R.- La hipocresía y las mentiras.

P.- ¿Por quién perdería los papeles?

R.- Nunca los pierdo.

P.- ¿Qué le atrae de un hombre?

R.- Flowers.

P.- ¿Qué no perdonaría jamás a su pareja?

R.- Que no me regalara un pedrusco.

P.- ¿Le interesa el sexo sin amor?

R.- Sí. Es la cosa más normal del mundo, todos lo hacemos.

P.- ¿Qué le apasiona?

R.- La indecencia y la lujuria.

Por ROSETA CAMPOS

(El Mundo, 19/04/1998)

Mónica Naranjo homenajea a Mina en su último disco


Hoy sale a la calle, pero la casa de discos ya anuncia la venta previa de 100.000 ejemplares. Es decir, los suficientes como para recibir uno de esos fetichistas reconocimientos que se ha inventado la industria. Versión platino en este caso.

De todos modos, tampoco sorprende. Después de arrasar con aquel Palabra de mujer (un millón de copias vendidas sólo en España), la sofisticada, inquietante, lobuna y arrolladora Mónica Naranjo regresa a la escena discográfica con un nuevo trabajo, Minage.

Un disco que responde a su personal admiración por la italiana Mina, y cuya publicación es fruto de uno de esos momentos en los que la vida te obliga a rendir cuentas contigo mismo.

«Fue de regreso de un viaje de promoción a Portugal. Hubo un percance en el vuelo, y eso me hizo darme cuenta que tenía que hacer aquello que realmente me saliera de adentro», cuenta.

«En aquel momento» -continúa- «yo estaba preparando un nuevo trabajo, así es que cuando le dije a la discográfica que quería hacer esto se pusieron de todos los colores, rojos, verdes, amarillos...». Al final, cómo no, se salió con la suya. El resultado son 13 temas, tres originales y el resto, recreaciones del repertorio de Mina con letras totalmente nuevas, escritas especialmente para ella por José Manuel Navarro.

«Yo descubrí a Mina con sólo 15 años. Entonces no entendía ni una palabra de italiano, así es que me montaba mis propias películas sobre lo que esas canciones decían. Por eso el disco está hecho de esta manera», recuerda la artista, que hoy se ufana de poseer 143 grabaciones de su ídolo.

«No he tenido problemas a la hora de escoger, porque todo el repertorio de Mina se adapta perfectamente a mis condiciones vocales. Me he limitado a seleccionar las 12 canciones que marcaron mi juventud y con lo que queda, es posible que haya otro disco más adelante».

Ahora, con Minage, la cantante espera continuar llegando a la gente. Aunque se ha permitido algunos cambios. Ha sustituido su característica melena bicolor por un cabello ala de cuervo y, según dice, su intepretación escénica también será distinta. Pero con la pasión de siempre.

(El Mundo, 20/03/2000)

La Naranjo se aparece en Italia


La cantante catalana actuó junto a Enrique Iglesias, Tracy Chapman, George Michael y Pavarotti, en un concierto a beneficio del Tibet y Camboya

RUBEN AMON:

El Dalai Lama ha retrasado la costumbre de acostarse a las siete para bendecir el concierto que Luciano Pavarotti organizó anoche en Módena a beneficio de los niños tibetanos y camboyanos. Estaban George Michael, Skin, Caetano Veloso, Enrique Iglesias, Tracy Champan, pero la revelación mística de la noche se produjo cuando Mónica Naranjo y el tenor italiano interpretaron a dúo el Agnus Dei.

La página de Bizet, escrita en latín a la medida de una misa, desaconsejaba un atuendo dorado y minifaldero. Mónica Naranjo, en cambio, se vistió de diosa pagana, recogió las manos sobre el pecho con impostura virginal e hizo retumbar los altavoces como si la vida se le fuera en el empeño.

Escucharla, la escucharon, pero el Agnus Dei, ruidoso y pachanguero, hizo justicia a la errata que anoche figuraba en el programa de mano oficial: Agnus Day. O sea, que no era el Cordero de Dios, en latín, sino El día del cordero, en inmejorable híbrido inglés.

¿Una alusión a Anthony Hopkins? El actor británico se encontraba en primera fila junto a Sarah Ferguson e Inés Sastre aprovechando un receso en el rodaje de Hannibal. Sorprenda o no, la segunda parte de El silencio de los corderos se ultima estos días en Florencia con música de Los del Río, ausentes en la fiesta de ayer, pero bien cubiertos con la baza española de Enrique Iglesias.

El ídolo latino rompió el fuego a las nueve de la noche y estuvo a punto de ahogarse. Se trataba de cantar Cielito lindo en compañía de Pavarotti, pero el dúo se resintió de los nervios, de la improvisación y de la coreografía: Pavarotti no baila, bascula como un galeón a la deriva.

El concierto se calentó cuando aparecieron en escena los uniformes futuristas de Eurythmics y la furia discotequera de Aqua. Hubiera sido preferible un escenario menos decadente y rancio -¿Eurovisión del 70?-, pero los 40.000 espectadores bailaron hasta la extenuación y se conmovieron a lágrima viva con la voz de Tracy Chapman.

Hubo histeria (Enrique Iglesias), patriotismo (O sole mio), devoción (George Michael), transgresiones (Skin). Y hubo un silencio catedralicio cuando el Dalai Lama apareció sobre el escenario para abrazarse con Luciano Pavarotti y enviar a todos un mensaje de esperanza: «La paz, la tranquilidad, el valor, se encuentran en vuestra mente», dijo el líder espiritual del Tibet sin tiempo de escuchar la intervención de Mónica Naranjo.

Del oro al negro, del latín al cheli, del Agnus Dei a Sobreviviré. Esta vez, la cantante catalana se transformo en una araña y puso en boca de la presentadora los mismos elogios que ayer se leían en el Corriere della sera: «Nos encontramos ante la heredera de Mina», rezaba ayer un titular del diario.

La fórmula Pavarotti and friends, inaugurada hace siete años con fines benéficos, podría emigrar a un escenario cosmopolita si los inspectores de Hacienda insisten en acosar al tenor italiano. Le acusan de defraudar cerca de 1.000 millones de pesetas, pero el gran Luciano se considera la víctima de una campaña inquisitorial y amenaza con largarse de Módena.

Entre tanto, Pavarotti no tiene otro remedio que resignarse a la ira del Gobierno. Y es que el honorable Visco, ministro del Tesoro, le ha llamado traidor a patria por haber eludido los compromisos fiscales. «Traidor a mí, precisamente a mí, que he divulgado el nombre de Italia en todo el mundo», replica el Big antes de subirse al escenario.

(El Mundo, 07/06/2000)

Lo negro


El autor pormenoriza cómo ha cambiado su opinión, para bien, con respecto a Mónica Naranjo, una cantante cuyos «alaridos», al principio, le ponían la «piel de pollo»

JAVIER GARCIA SANCHEZ:

No es simple fenómeno de fans. No es un producto discográfico espúreo. Quizá más Demonio que Angel. Pero es una religión en sí misma. Un culto. Para convencerme de ello, pese a los múltiples e ímprobos esfuerzos que hice por evitarlo, fue asistir a su concierto de Barcelona, al que acudí con la dulce «excusa» de mi hija Amaya, diciéndole en broma: «Mónica Naranjo no saldrá a escena porque no existe. Es virtual». Horas, días después de ese concierto mágico, aún sigo creyéndolo. Esa furia desatada, ese monstruo en escena de algún modo no puede existir, porque en su lugar, el territorio que esté destinada a ocupar, es el de los sueños de quienes la adoramos. Sin más. Si se quiere, tal como suena, en plan adolescente. Ella nos hace sentir niños, y frágiles, e inocentes a punto de ser... ¿pervertidos? Es posible. El caso es que, después de conocer a la perfección sus tres CDs -sobre todo los dos últimos-, no cabía duda alguna de que, musicalmente hablando, es espléndida, única, pero me faltaba verla. Creerla. Tocarla. Eso sólo se logra en directo. Y aclaro que, musicalmente, soy muy intransigente, y que me he hartado, a lo largo de mi vida, de ver conciertos de rock. Por enumerar algunos de los que me marcaron: King Crimson, Jethro Tull, Premiata Forneria Marconi, Génesis (con Pete Gabriel), John Mayall, Iggy Pop, Eric Clapton, Rory Gallagher, Bruce Springteen, Emerson Lake and Palmer, Procul Harum, Lou Reed, y los mismísimos Rolling Stones. Bien, en un par de esos conciertos incluso llegué a llorar; en todos me emocioné... pero ninguno de ellos es comparable a lo que la otra noche ví -aún no sé si lo ví- con Mónica Naranjo. Estaba preparado para casi todo, pero no para una Misa en toda regla (¿Negra?), para un Oratorio, para una Orgía Colectiva. Así sucedió desde que salió a escena, bella y oscura como un animal, cantando, gritando «Entender el amor», pieza con la decidió abrir ese rito litúrgico que es el Tour «Minague 2000». Esperaba todo, pero no oir a cinco mil personas cantando entera su canción, ¡ésa y absolutamente todas que interpretó!, completamente enloquecida. Pese a sus alaridos, apenas la oía a veces. Aquello fue una catarsis de hora y media, sin tregua. Borda sus canciones-talismán en directo, pero eso da igual, porque se va a verla, como sucedía con los Beatles. Y, como sucedió con ellos, temo que si queremos seguir gozando de la música y la voz quebrada de Mónica debería ir pensando en abandonar las giras. Romperá ese milagro que nace en su garganta. Pese a que no interpretó mis dos piezas favoritas, «Amame y déjame» -de «Palabra de mujer»- y «Siempre fuiste mío» -de «Minage»-, oí, más bien miré embelesado, la Misa Negra, que con «Desáteme» y el himno oficial, «Sobreviviré», igualmente rezados por la masa, nos devolvía incrédulos a la madrugada. Todos perros/as enamorados/as...

Todo el loquerío y la promiscuidad estaba allí, pero también gentes diversas. Era su noche de desmadre, acaso la única. Mónica, la Diosa, diríase que peca por todos nosotros. En escena y en sus letras. Al verla pude recordar cómo la descubrí: en un programa cutre de la tele. Sus alaridos me ponían la piel de pollo, y me negué. ¿Qué era aquella perturbada mezcla de María del Monte y Janis Joplin, de la Madonna más descocada y Mina, de Annie Lennox y Cher?. «Para marujonas...», y me dije, nervioso. Ya estaba asustado, impregnado. Luego encontré a las diversas Mónicas Naranjos, que existen. Y llegó su voz, y sus canciones arregladas por ese pedazo de músico que es su marido, Cristóbal Sansano. Alguien (¿ella misma?) afirmó que no cantaba, que chillaba. Me dije: «Estupendo». Finalmente comprobé la feroz animadversión que es capaz de despertar -aritméticamente proporcional al amor- y me dije: «Debe tener algo». En un par de bares musicales casi me echan por solicitar si tenían algo suyo... ¡Antes la muerte!. Me dije: «Ha de ser genial». Lo es. Cada palabra que sale de su boca es un fragmento del Catecismo para quienes buscamos. De entre los piropos delirantes que le dedicaron en su concierto, uno me hizo pensar. Alguien le gritó: «¡Te comería lo negro!» Ella, la Diosa, no vestía de negro sino de rosa. Lo negro no era el triángulo del pubis (¿O sí?), eso creo. Era su alma (¿O no?). Pero daba igual. Ella, la Diosa, nos ayuda a soportar la puta realidad. Por eso tenemos una excusa más para sobrevivir.

Javier García Sánchez es escritor y periodista.

(El Mundo, 17/09/2000)

Mónica Naranjo vuelve con la voz a punto


Mónica Naranjo reanuda la gira "Minage" con las cuerdas vocales a punto para cantar y para desmentir los rumores sobre el parón en su ronda de conciertos por España. «Fue un catarro mal curado y una complicación en las cuerdas vocales», explicó la cantante. La rueda de prensa se celebró ayer en Madrid y, rodeada de periodistas, Mónica Naranjo demostró que está lista para llevar toda la fuerza del espectáculo de su último álbum a otras 13 ciudades españolas, entre ellas, Madrid y Barcelona. «He apostado por "Minage", venda o no venda, porque es parte de mi pasado. Estuve un mes sin poder hablar, algo muy frustrante para una cantante y más si se dice por ahí que he sufrido una depresión», aclaró Naranjo.

(El Mundo, 08/09/2000)

"Estuve muy perdida, pero me he vuelto a encontrar a mí misma"


Quién sabe si Amanda Lear, aquella musa de Dalí condenada a desmentir repetidas veces que no era un travesti, estaría hoy celosísima de la no menos divina Mónica Naranjo. ¿Por qué? Pues resulta que la cantante catalana (de Figueras, como el pintor) entabló varias veces animada conversación con el genio surrealista y no olvida las palabras de consejo que le dedicó.

La desmesurada estrella del pop español, presta siempre a exhibir tanto su poderío vocal como su sobredosis de laca y/o cardados, conoció al artista en casa de una familia de la localidad gerundense en la que trabajaba su madre. «Mi pincel lo ha guiado la pasión.Haz lo mismo con tu voz», le espetó Dalí a la Naranjo cuando ella sólo contaba 12 años.

La cantante no logró nunca convertirse en musa del artista, pero sí se ha coronado como reina gay. Basta un simple paseo nocturno por los locales de moda en Chueca para comprobarlo, porque temas suyos como "Sobreviviré" o "Desátame" suenan en ellos a todas horas y las drag queens más fashion se mueren por imitarla.

Exitos y remezclas

Lo mismo ocurrirá, previsiblemente, con su nueva canción, "Enamorada de ti", que inunda ya las emisoras de radio en vísperas de que el próximo lunes se publique "Colección privada", una caja que contiene un CD con sus grandes éxitos, otro con remezclas que acentúan su lado dance (con disc jockeys y productores como Pumpin'Dolls, que acaban de lanzar su sorprendente reinterpretación electrónica de los hits de Isabel Pantoja, o el dúo formado por Pedro Ferrero y David del Moral, es decir, Fundación Eivissa) y un DVD que incluye actuaciones en directo y siete videoclips.

No es más que la antesala de la nueva Mónica Naranjo, que saldrá a la luz en 2006 con una grabación que, según promete, supondrá «un cambio radical».

Mientras tanto, cierra la fructífera etapa que abrió en 1994 con Supernatural y se presenta ante sus fans como una mujer con los pies más en la tierra, que ya no se deja deslumbrar por el fulgor del triunfo. «Me perdí por el camino, estuve muy perdida, de verdad. Pero afortunadamente me he vuelto a encontrar a mí misma», confiesa después de haber vendido cinco millones de discos.

«Llegó un momento en que todo era trabajo para mí. Si iba al gimnasio, era por trabajo. Si estudiaba algo, era por trabajo.El show business te engulle: la presión, la responsabilidad...hasta que tuve una crisis y decidí parar. Estuve un año y medio sin cantar porque no me apetecía», declara sin tapujos.

Frivolidad sin fin

Eso sí, a Mónica Naranjo le sigue persiguiendo la aureola de cantante frívola. «Me da igual. Yo hago la música desde el corazón.La imagen, claro, siempre ha sido muy importante para mí; y la puesta en escena, más». Respuesta contundente desde esos labios con lipstick a la última.

«Siempre he sido muy dramática. Pero ahora soy peor que dramática.Ya se sabe, conforme nos hacemos mayores y nos damos cuenta de que la vida es demasiado importante para tomársela en serio...», agrega.

No termina la frase, pero el epíteto frívolo continúa dando vueltas en su mente y suelta en plan agresiva: «Sí, hay gente que piensa de mí que soy una frívola, una capulla, pero es que si todo fuera perfecto sería muy aburrido, ¿no?». Y se despide con un enigmático: «Tragar cosas es un veneno, y con todo lo que ya sé...».

(El Mundo, 07/05/2005)

El nuevo trabajo de Mónica Naranjo


Ha perdido 10 kilos y ha sustituido su característica melena bicolor por una larga cabellera completamente morena. Mónica Naranjo compareció ayer ante los medios de comunicación, después de un año de silencio, completamente renovada. Y lo hizo para recoger el disco de diamante por la venta de más de dos millones de su disco anterior, "Palabra de mujer", así como para presentar su nuevo trabajo, "Minage", que, con dos días en el mercado, ya lleva vendidas 100.000 copias. Un álbum en el que rinde un homenaje a la cantante italiana Mina y que Mónica brindó a su marido y productor, Cristóbal Sansano. La pantera de Figueras, no muy amiga de fiestas, comentó al recoger los galardones: «Siempre que publicas un nuevo disco partes de cero, pero comenzar la andadura con 100.000 copias vendidas es muy emocionante, sobre todo cuando este trabajo es un cambio radical en mi carrera». Y es que, según confesó, cantar a dúo con Mina, en concreto el tema titulado El se encuentra entre tú y yo, constituía uno de sus sueños. Asimismo, Mónica Naranjo mostró su gratitud al público de México, a quien, dijo, debe en buena medida todo su éxito.

(El Mundo, 22/03/2000)

miércoles, 26 de diciembre de 2007

"Nadie está preparado para el éxito"


El camerino de una discoteca es un lugar perfecto para charlar con Mónica Naranjo. Lo que no se sabe muy bien es por qué ahí cuando no tiene ninguna actuación a la vista. La cantante, en cualquier caso, llega con su nueva imagen a punto y dispuesta a poner en práctica el título de su flamante disco, "Chicas malas", recién publicado. Luces y espejos la rodean mientras se suelta la melena. Su voz desatada y su pop envuelto en solventes producciones electrónicas apuntan de nuevo a lo más alto.

- ¿A qué chicas malas se refiere?

- Sólo es un título. En realidad, este disco tenía que haberse titulado A contrarreloj porque el enemigo número uno ha sido el tiempo. Y lo de la maldad es en sentido positivo. Todas las chicas somos un poco malas.

- Con este disco va a lanzarse al mercado aglosajón, ¿es un salto internacional con o sin red?

- Los saltos de Mónica Naranjo siempre han sido sin red porque soy muy arriesgada. Siempre se aprende del riesgo. Será en abril cuando salga el disco en inglés. Era un poco ridículo que, después de 10 años, todavía siguiera dirigiéndome sólo al público latino.

- ¿Cómo es la «nueva» Mónica Naranjo?

- Soy la misma. Bueno, este año ha sido muy movido. En principio, iba a ser un año sabático, quería estudiar tímbrica. Pero, al final, el disco surgió de una manera muy desenfadada. Las canciones están compuestas en cinco o 10 minutos, con mucha diversión y positivismo.

- Parece que ahora grita un poco menos, ¿no?

- Es que eso de que grito... entonces las del bel canto, ¿qué? A quien diga eso le recomiendo que lea un buen libro de solfeo.

- ¿Ha preparado todas sus armas para competir con Estopa, Camela, Enrique Iglesias...?

- El mercado es muy grande. Creo que hay espacio para todos.Yo no estoy obsesionada con las listas de éxitos.

- ¿Va a seguir jugando a la ambigüedad?

- Eso de mi ambigüedad sexual se dijo en su momento. Pero yo no había dado pie a ello. Me encantan los travestis y me encanta todo eso. Pero, ¿qué he hecho yo para que digan eso? En todo caso, me divierte muchísimo porque, en el fondo, es adorable.

- Pero el público homosexual la sustenta fielmente.

- Es verdad que yo entré en España gracias a la comunidad gay.Pero, después, mi público se ha ido ampliando: desde adolescentes hasta la tercera edad. De todas formas, pienso que nadie está preparado para el éxito.

- Para ejercer de diva, ¿hay que ser engreída y prepotente?

- Las estrellitas en el cielo, ¿eh? Yo soy muy de tener los pies en la tierra. Ante todo, hay que ser personas.

(El Mundo, 20/12/2001)

Desatados por Mónica Naranjo


Cuando sonaron los primeros acordes de la canción que catapultó a la fama a la cantante de sus sueños comenzó el delirio en forma de baile. En la pista del Shangay Tea Dance y en sus escenarios más de 50 bailarines de ambos sexos entraron en éxtasis.
«¡Desátame!» fue el grito de guerra con el que la más diversa fauna comenzó a contonear sus cuerpos al ritmo de la música de Mónica Naranjo. El entusiasmo natural que provoca la sola invocación de la cantante se vio incrementado, en la madrugada del pasado domingo, con un premio para aquellos que mejor se moviesen mecidos al ritmo de las piezas más disco de Naranjo.

Más que un premio, un sueño: subir al escenario del Palacio de los Deportes de Madrid el próximo día 12, en el concierto que ofrecerá Mónica Naranjo en la capital.

Un joven travestido con un traje plateado, despampanante y con una abertura de vértigo imitaba a la artista desde el pelo hasta los mínimos gestos.

Junto a este bailarín, dos jovencitas minifalderas con camisetas increíblemente ceñidas braceaban al ritmo de la música. «Desátame o apriétame más fuerte, pero no quiero que me dejes así...» y centenares de manos se extendían.

Sin embargo, lo que más abundaba era la escandalosa imitación de los peinados y de los vestidos que portaban las drag-queens, que se han convertido en un sello de la marca Naranjo.

De hecho, Chaumen, el diseñador del vestuario de la cantante señalaba que «lo que lleva Mónica se copia, marca moda».

Tras 20 minutos pinchando temas del disco Palabra de mujer hubo unos segundos de vacío. Y en ese momento comenzó la labor de selección de los mejores, encargada a su diseñador, a su representante, José Luis Gil, y a responsables de la discoteca.

«La suerte está echada», decía Mario, un joven que hizo toda una puesta en escena de los cuatro temas de la artista que sonaron. «Sería un sueño que me escogieran, y si vienen también mis amigos, lo máximo», añadía instantes antes de conocer el veredicto.

Con la elección del Shangai Tea Dance, Mónica Naranjo quiso agradecer la impresionante acogida con que fue recibida desde su aparición en los ambientes gay.

Cuando cerca de las dos de la madrugada el jurado fue desgranando, uno a uno, los números de los 20 bailarines seleccionados, el gozo de los afortunados inundó cada rincón de la discoteca. Otros, como Jaime, se quedaron a las puertas.

(El Mundo, 02/06/1998)

Mónica Naranjo, esta noche en el Palacio de los Deportes


Provocativa, sensual y arrolladora, la vocalista Mónica Naranjo se ha convertido, de la noche a la mañana, en el gran fenómeno musical de nuestro país.
Apenas un año después de su aparición en España como cantante repatriada de las Américas, Mónica Naranjo no sólo ha capitalizado las listas de superventas con su álbum "Palabra de mujer", sino que, además, se ha convertido en un tótem artístico para las comunidades lesbiana y gay, que la adoptaron en su santoral artístico antes que nadie.

Sostenida por su éxito en tierras mexicanas, hasta hace nada Mónica Naranjo representaba el papel de la artista a la que algo impedía ser profeta en su tierra. Esta noche, sin embargo, podrá comprobarse en el Palacio de los Deportes (22 h. 2.500 ptas. por anticipado y 3.500 ptas. en taquilla) hasta dónde alcanza su capacidad de convocatoria, como intérprete a la vez mayoritaria y de culto.

Sus primeras presentaciones ante el público especializado, incluida la que tuvo lugar el mes de octubre pasado en el Midem Latino de Miami, no despejaron las dudas acerca de las condiciones reales de su voz.

Hoy, sin embargo, tanto o más que sus cualidades vocales para la música ligera y de tintes pasionales, importa el espectáculo que trae consigo. Un show que en el Palacio de Goya cuenta con cuatro bailarines, dos teclistas, guitarra, bajo y batería, aparte de un aparato coral de primera magnitud. El escenario del que Mónica y su atrezzo de diva toman posesión tiene una plataforma móvil.

A sus 23 años, la catalana Mónica Naranjo se acerca a las 800.000 copias vendidas del álbum con el que debutó en España.

(El Mundo, 12/06/1998)

Mona, pero macarra


Por encima de la mirada displicente de los amigos intelectualoides, me voy con mis amigas (con las chicas) al concierto de Mónica Naranjo; por encima de los prejuicios de los intelectualiodes, que, torciendo el gesto y levantando la barbilla, se hacen los escandalizados: "¿Cómo puedes caer tan bajo?". Los intelectualoides suelen caer tan alto que no se enteran de lo que sucede a su alrededor, si es que en su alrededor llegan a incluir la periferia: no sólo la geográfica, también la de sí mismos.Me voy con mis amigas al concierto porque Mónica Naranjo es una diva popular y, como tal, tiene el poderío de hablar directamente de cosas esenciales de la vida con la potencia de una voz desbordante y con la chulería de un espíritu libre. Íbamos a su concierto por honestidad, porque el tema Sobreviviré de su último disco nos ha servido a muchos de grito terapéutico durante el último año, casi con la categoría de un himno generacional que no requiere edades; porque "Desátame", de su disco anterior, fue coreado con sentido por miles de personas que conocemos; y porque no hay que ser tan soberbio como para no reconocer que lo que cantan esas canciones es el desgarro del amor, la épica de la soledad y la fuerza de la lucha. Y Mónica Naranjo lo cuenta en una clave paradójica: con una estética de arrabal catalán y televisión mexicana y una ética de barrio de Chueca, provocadora y auténtica como la calle e imponente y sofisticada como una diva, una Rocío Jurado de nuestro tiempo.

Híbrido feliz de bella y bestia, ella bajó al escenario, enfundada en sus trajes sexuales y rodeada de chulos musculados, para no cejar en su empeño de poner el don extraordinario de su garganta al servicio de las verdades como puños de nuestro corazón, para lanzar sin pelos en la lengua las consignas de nuestra nueva sociedad emocional. "¡Qué semanita llevo!", nos dijo nada más llegar, como la prima artista que vuelve a casa en Nochebuena, "con treinta y ocho de fiebre y con cambios en la programación. Pero yo tenía que estar aquí hoy". Y ahora, sí, arengó a las masas entregadas: "Porque ¡el que quiere, puede!". Para que nos vengan con pamplinas. A la gente del Palacio de Deportes nos gustó que lo dijera, porque todos queríamos, es decir, podíamos. Por eso Mónica Naranjo atrajo a un público gay, que quiere y puede, y a muchas otras personas con pinta poco intelectualoide, pero que saben muy bien lo que quieren y lo que pueden. Mónica insistía: "Mi marido no me quería: mi marido estaba looooco por mí". Y todo el mundo entendía, y lo hubieran entendido mis amigos más críticos. Entonces vino lo mejor. El Palacio de Deportes retumbaba pidiendo ese "Sobreviviré" cuyo estribillo es una moderna oración de cada día, y Mónica Naranjo, muy alto y muy claro, como si la sabiduría popular le hubiera enseñado que estar encima de un escenario ante miles de personas es una oportunidad que no debe despreciarse, explicó: "No puedo cantar esa canción, el Ayuntamiento de Madrid me lo ha prohibido, pues el alcalde Álvarez del Manzano dice que incita al macarreo". Mis amigas y yo no dábamos crédito, y a nuestro alrededor se extendía el desconcierto. "¿Y sabéis qué le he contestado al alcalde?: Sí, señor, es que yo soy muy macarra; muy mona, pero muy macarra". Cantó alguna canción más y se despidió, con la apoteosis del himno en cuestión. Quedó dicho lo dicho.

No sabemos más al respecto y, obviamente, el Ayuntamiento no puede prohibir que Mónica Naranjo cante un tema, por muy macarra que le parezca, pero si la cantante aprovechó para hacer semejante alusión, necesariamente ha tenido que recibir tal juicio por parte de dicho individuo. ¿Qué considera, pues, macarra el alcalde de Madrid? ¿Que Mónica Naranjo enseñe las nalgas? ¿Que una de sus letras diga "puta realidad"? ¿Que juegue con la ambigüedad sexual? ¿Que "incite" a la libertad y a la contestación de los modelos de comportamiento? ¿Que una tía enseñe y diga lo que le dé la gana? En fin, lo de menos es lo que opine un señor sobre una artista; lo importante es que ese señor es un alcalde que insulta, un alcalde cuya categoría es inversamente proporcional a la de la ciudad que rige; una ciudad, Madrid, por la que debería atreverse a dar una vuelta para comprobar que, efectivamente, somos muy macarras, muy monos, pero muy macarras.

(El País, 13/10/2000)

Mónica Naranjo, la cantante de melena bicolor, presentó ayer en la sede madrileña de la SGAE su gira española, "Palabra de mujer", que le llevará desde mayo a septiembre a 60 ciudades y pueblos españoles. La cantante catalana emigrada a México, que según su compañía ha vendido 800.000 copias de su segundo disco en España y 700.000 en México, resumió así el secreto de su éxito: "Soy monísima y canto como nadie, interpreto como nadie, compongo como nadie y produzco como nadie". Naranjo fue calificada por Teddy Bautista, director de la SGAE, como "la cantante más importante en lengua española y uno de los mejores músicos". Y la rueda de prensa fue propia del calificativo de su departamento de promoción: diva. Al menos 80 personas, muchos sin bolígrafo ni grabadora, bombardearon con cómodas preguntas a una Naranjo desenvuelta y refranera a su manera: "Casi nadie es profeta en su tierra" o "sarna que pica con gusto no pica".

Ataviada con un discreto moño en sus dos tonos habituales, lejos del estilo drag-queen que la ha hecho famosa, Naranjo contó que su éxito, basado en "una gran envergadura vocal", se aupó en un principio en el "gran apoyo de la comunidad gay". "Pero luego, cuando fui a Sorpresa Sorpresa y a las radios, me gané el favor de las masas".

Además, Naranjo declaró ser gran fan de la cantante italiana Mina, tener 23 años, llevar seis casada, ser Géminis con ascendente Tauro y odiar la promoción. "La detesto, señores, pero me permite tener contacto directo con mi público".

(El País, 15/04/1998)

Viva la Diva


El recinto entero rebosaba de público entregado a esta peculiar y atrevidísima artista, a la que avalan ya ocho discos de platino sólo en nuestro país -millones de copias vendidas en todo el mundo-. A los acordes de "Palabra de mujer", tema que da título a su único disco hasta la fecha, Mónica Naranjo emergía subida a una plataforma iluminada, derramando desde el segundo uno ese glam ambiguo que enganchó desde sus inicios como artista a su carro a la tropa más nutrida de sus enfervorizados seguidores: el colectivo gay. Con ese sonido suyo -disco con sabor a años setenta, bar de ambiente y apasionamiento a raudales- la masa comenzó una ceremonia de botes, cánticos y palmas hasta la finalización del concierto.Antes de comenzar su segundo tema, "Sola", Monica casi vertió unas lágrimas de emoción . Después el primer guiño a la pluma volátil con "Entender el amor". Para entonces la noche ya era suya. Hay que decir que, musicalmente, la cosa tiene su trampilla ya que continuamente puede jugarse a identificar a qué otra canción conocida te suena cada uno de sus temas. Pero la puesta en escena era impecablemente lujosa, recordando a veces a Madonna, los músicos excelentes, el sonido correcto, las luces bonitas y las evoluciones de Mónica las de una diosa que hubiera ensayado su papel durante siglos. A pesar de que el concierto bajaba ostensiblemente en los temas lentos , el apoteosis se mantenía merced a las canciones movidas. Fue un concierto apoteósico a cargo de toda una diva que merece lo que ha conseguido, trabajándolo a pulso.


(El País, 14/06/1998)

Mónica pospone su recital y lo lleva al Palacio de los Deportes


La temperamental Mónica Naranjo se ha visto obligada a posponer el concierto que tenía pensado ofrecer mañana miércoles en la plaza de toros de Las Ventas. La actuación tendrá lugar el viernes de la semana que viene en un nuevo escenario: el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, donde ya arrasó hace dos años a raíz del éxito de su anterior disco, Palabra de mujer. El aforo se ve así reducido a la mitad, pero las entradas adquiridas hasta la fecha para el concierto de mañana valdrán para el próximo sin necesidad de cambiarlas en ningún establecimiento de venta anticipada.La feria taurina de otoño es, al parecer, el motivo por el que el concierto no se puede celebrar en Las Ventas. El día 29 tendrá lugar la primera corrida, pero todo hacía pensar que la plaza no iba a estar preparada para el acontecimiento, pues el montaje del concierto de Mónica Naranjo requiere de más de un día para retirarse. Según la oficina de la artista, "el sofisticado montaje que Mónica Naranjo lleva en su gira hace imposible que la Plaza de Toros quede disponible a primera hora del día siguiente a la actuación de la artista, tal y como se requiere para celebrar dicha corrida". La apretada agenda de Naranjo y los compromisos del coso taurino la han obligado a retrasar la presentación en directo en Madrid de su disco "Minage", con el cambio de local.

(El País, 26/09/2000)

Exceso y sensibilidad


Para ser profeta en su tierra hubo de marchar a México y comerse el mercado de las enchiladas a base de poder pulmonar y una imagen arrasadora. Luego volvió y ya se le hizo caso, entre otras cosas gracias a un disco, "Palabra de mujer", que la convirtió en una celebridad. Buena parte de este resultado se debió a que Mónica Naranjo recaló con inusitada profundidad en el mundo gay, donde se convirtió en un verdadero icono que levantaba oleadas de pasión. Todas las publicaciones la elevaron a sus portadas, y ese tono de mujer excesiva y apasionada sedujo a un público que se distingue por su extrema fidelidad. Claro que la vida es igual para todos los mortales y lo que subió tambien bajó.La que iba para estrella desmesurada del pop español crecida a base de techno-pryca no ha tenido tanto éxito con su nuevo disco, "Minage", que pese a tener unas ventas considerables no parece haber supuesto el fogonazo del precedente. La jugada tenía sus riesgos, ya que el disco es un homenaje a la cantante italiana Mina, a quien Mónica descubrió con sólo 10 años y de la que se quedó prendida de por vida. Con este disco llega Mónica hoy al Palacio de los Deportes, donde iniciará su concierto a las 22:00 horas (2.950 pesetas). Mónica viene dispuesta a demostrar que Minage no ha sido un patinazo, sino el fruto de asumir un riesgo sólo comprensible por los muy sensibles. Todos ellos, y ellas, estarán esta noche en un recinto que, según la organización del concierto rozará el lleno.

(El País, 14/09/2000)

Mónica Naranjo trae su "Palabra de Mujer" al Palacio de los Deportes


El Palacio de los Deportes de Barcelona acoge esta noche la actuación del penúltimo fenómeno del pop nacional, la pasional Mónica Naranjo. En un concierto que tiene su inicio programado a las 21.30, la musa encumbrada por el colectivo homosexual interpretará las canciones de "Palabra de mujer", el disco que la ha llevado al estrellato y ha convertido su persona en controvertido tema de polémica. Así, mientras que para unos Mónica Naranjo es una simple petarda con sobredosis de Pet Shop Boys a lo cañí y trasfondo hortera, para otros es una artista racial, apasionada y sin pelos en la lengua, tan pocos que no se corta al afirmar: "Soy guapa, canto muy bien y tengo mucho arte para componer". Sea como fuere, nadie niega a la ampurdanesa Mónica Naranjo haberse convertido en una estrella, estrella que por cierto ya es la fémina española que más discos vende en todo el mundo. Para el concierto de esta noche en el Palacio de Deportes ya se han vendido 5.000 de las 7.000 entradas puestas en la taquilla. Los precios de las entradas oscilan entre las 2.500 y las 3.500 pesetas.

(El País, 06/06/1998)