miércoles, 26 de diciembre de 2007

Viva la Diva


El recinto entero rebosaba de público entregado a esta peculiar y atrevidísima artista, a la que avalan ya ocho discos de platino sólo en nuestro país -millones de copias vendidas en todo el mundo-. A los acordes de "Palabra de mujer", tema que da título a su único disco hasta la fecha, Mónica Naranjo emergía subida a una plataforma iluminada, derramando desde el segundo uno ese glam ambiguo que enganchó desde sus inicios como artista a su carro a la tropa más nutrida de sus enfervorizados seguidores: el colectivo gay. Con ese sonido suyo -disco con sabor a años setenta, bar de ambiente y apasionamiento a raudales- la masa comenzó una ceremonia de botes, cánticos y palmas hasta la finalización del concierto.Antes de comenzar su segundo tema, "Sola", Monica casi vertió unas lágrimas de emoción . Después el primer guiño a la pluma volátil con "Entender el amor". Para entonces la noche ya era suya. Hay que decir que, musicalmente, la cosa tiene su trampilla ya que continuamente puede jugarse a identificar a qué otra canción conocida te suena cada uno de sus temas. Pero la puesta en escena era impecablemente lujosa, recordando a veces a Madonna, los músicos excelentes, el sonido correcto, las luces bonitas y las evoluciones de Mónica las de una diosa que hubiera ensayado su papel durante siglos. A pesar de que el concierto bajaba ostensiblemente en los temas lentos , el apoteosis se mantenía merced a las canciones movidas. Fue un concierto apoteósico a cargo de toda una diva que merece lo que ha conseguido, trabajándolo a pulso.


(El País, 14/06/1998)

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