miércoles, 26 de diciembre de 2007

Desatados por Mónica Naranjo


Cuando sonaron los primeros acordes de la canción que catapultó a la fama a la cantante de sus sueños comenzó el delirio en forma de baile. En la pista del Shangay Tea Dance y en sus escenarios más de 50 bailarines de ambos sexos entraron en éxtasis.
«¡Desátame!» fue el grito de guerra con el que la más diversa fauna comenzó a contonear sus cuerpos al ritmo de la música de Mónica Naranjo. El entusiasmo natural que provoca la sola invocación de la cantante se vio incrementado, en la madrugada del pasado domingo, con un premio para aquellos que mejor se moviesen mecidos al ritmo de las piezas más disco de Naranjo.

Más que un premio, un sueño: subir al escenario del Palacio de los Deportes de Madrid el próximo día 12, en el concierto que ofrecerá Mónica Naranjo en la capital.

Un joven travestido con un traje plateado, despampanante y con una abertura de vértigo imitaba a la artista desde el pelo hasta los mínimos gestos.

Junto a este bailarín, dos jovencitas minifalderas con camisetas increíblemente ceñidas braceaban al ritmo de la música. «Desátame o apriétame más fuerte, pero no quiero que me dejes así...» y centenares de manos se extendían.

Sin embargo, lo que más abundaba era la escandalosa imitación de los peinados y de los vestidos que portaban las drag-queens, que se han convertido en un sello de la marca Naranjo.

De hecho, Chaumen, el diseñador del vestuario de la cantante señalaba que «lo que lleva Mónica se copia, marca moda».

Tras 20 minutos pinchando temas del disco Palabra de mujer hubo unos segundos de vacío. Y en ese momento comenzó la labor de selección de los mejores, encargada a su diseñador, a su representante, José Luis Gil, y a responsables de la discoteca.

«La suerte está echada», decía Mario, un joven que hizo toda una puesta en escena de los cuatro temas de la artista que sonaron. «Sería un sueño que me escogieran, y si vienen también mis amigos, lo máximo», añadía instantes antes de conocer el veredicto.

Con la elección del Shangai Tea Dance, Mónica Naranjo quiso agradecer la impresionante acogida con que fue recibida desde su aparición en los ambientes gay.

Cuando cerca de las dos de la madrugada el jurado fue desgranando, uno a uno, los números de los 20 bailarines seleccionados, el gozo de los afortunados inundó cada rincón de la discoteca. Otros, como Jaime, se quedaron a las puertas.

(El Mundo, 02/06/1998)

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